Recalculando. Replanteo de prioridades y nuevos valores
El Coronavirus es el término que de manera abrupta e inesperada ha puesto al planeta patas para arriba. La irrupción de la pandemia puso en jaque nuestra salud, nuestras economías y nuestras ganas de estar juntos. Además, expuso nuestra extrema vulnerabilidad. Ahora somos más conscientes de que tenemos menos control del que creíamos. También descubrimos que nuestro destino está entretejido al de los demás.
En este contexto, durante el covid-19 se están instalando y resignificando palabras como confinamiento, distancia social, curva de contagio, nueva normalidad, aplanar la curva y siglas como ASPO, aislamiento social, preventivo y obligatorio, entre otras. Estas frases, a su vez, van empujando la aparición de nuevas actitudes y comportamientos.
Estamos aprendiendo y vamos transformándonos al compás de los tiempos que corren. Estamos viviendo una experiencia inédita a nivel global que está afectado profundamente nuestras vidas y nuestra experiencia como trabajadores, consumidores y ciudadanos.
El impacto de esta crisis sanitaria ya se empezó a percibir en el mundo del trabajo como más recesión, más pérdidas de puestos de trabajo y recortes de salarios con el objeto de poder dar continuidad a los negocios que se han visto más afectados por la crisis.
Un golpe de timón
Para transitar lo inesperado las empresas han tenido que redefinir sus objetivos en línea con las nuevas estrategias orientadas a mantener la sustentabilidad del negocio, tales como, cuidar la salud y la seguridad de las personas, mantenerse conectada con el ecosistema, apuntar a un 100 % de ventas online, y estar cerca de los consumidores (pero no agobiarlos con mensajes poco relevantes): ¿sabemos algo acerca de sus nuevos hábitos de consumo?
En este complejo entorno, ¿qué puede aportar la comunicación interna para mantener conectados a los colaboradores con los desafíos que experimentan las compañías?
La seguridad y la salud de los colaboradores, los proveedores y socios estratégicos del ecosistema, en ese orden son fundamentales.
Es importante cuidar el ánimo del equipo e interesarse por la salud de los familiares. Estar cerca de ellos también: ¿sabemos cómo se sienten? (probablemente asustados por sus fuentes de trabajo y la salud de sus familias mientras reciben datos estremecedores sobre contagiados, muertos por COVID-19 y cierres y despidos a nivel global) En paralelo, otra pregunta que necesita ser respondida es ¿los colaboradores preocupados por el mañana incierto están alineados a las nuevas prioridades del negocio?
Comunicaciones cercanas, responsables y útiles
La clave de toda comunicación durante una crisis es la credibilidad. La confianza afianza y determina la calidad de todo vínculo. Necesitamos infundir, afianzar y recuperar los niveles de confianza siendo muy empáticos a la distancia. ¿Cómo podemos hacerlo? Una clave es con una línea entre lo que la empresa dice y hace, escuchando mucho, dando información transparente y actualizada. Es vital dar a conocer qué se está haciendo para proteger el negocio, y a su vez, contarles qué necesitamos que ellos hagan para contribuir a ese fin. En resumen, poniendo en primer lugar la salud y seguridad de la gente; sensibilizando sobre la necesidad de mantener el distanciamiento social, y tercero, al mantenerlos informados acerca de lo que se está haciendo para dar continuidad a las fuentes de trabajo.
Algunos mensajes claves pueden girar en torno a cómo mantener el bienestar físico, mental y emocional; brindar tips sobre el nuevo entorno virtual y el e-learning, y tercero, como estimular la productividad desde el confinamiento en sus casas.
Líderes virtuales visibles: “Esto es lo que sé y esto lo que no sé”.
La clave de toda comunicación durante una crisis es la confianza y los líderes son portadores de confianza. Próximamente abordaremos este tema en un nuevo posteo.
Es verdad muchos planes tuvieron que ser cancelados, pero lo bueno es que estamos reinventándonos.
